Una súplica poderosa en medio del sufrimiento

La plegaria de Jabés es una breve súplica que surge en medio de una extensa lista de nombres y linajes en el primer libro de Crónicas.

DEVOCIONALES

Hno. Juan Carlos Moros

4/16/20252 min read

Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

1 Crónicas 4:9-10

La plegaria de Jabés es una breve súplica que surge en medio de una extensa lista de nombres y linajes en el primer libro de Crónicas. Jabés, descendiente de Judá, fue un hombre valiente y respetado entre los suyos. La Biblia revela poco sobre su vida, pero destaca que Dios atendió su oración. Su nombre, Jabés, que significa «el que provoca dolor», refleja el sufrimiento asociado a su nacimiento. Sin embargo, aquel que nació en medio del dolor y lo causó, recibió gracia y liberación de parte de Dios.

Lo mismo ocurre con quienes confían en Dios y se rinden a Él. Jesús puede transformar nuestras vidas, aunque estén marcadas por un pasado de heridas y sufrimientos, otorgándonos una existencia llena de gozo y paz. A pesar de los retos iniciales, las adversidades o el dolor que enfrentes hoy, mantente unido al Señor mediante la oración. Confía en Dios, quien renueva todas las cosas. Él es bondadoso, siempre te sostendrá y escuchará tu clamor.

Dios puede transformar tu camino:
  • Ora y ten fe. Jabés sabía a quién recurrir. Solo Dios puede ayudarte plenamente.

  • Busca al Señor en la aflicción y el sufrimiento. Confía en que Él es fiel y bueno.

  • No te dejes atrapar por un pasado doloroso. Jabés, a pesar de su sufrimiento inicial (y del nombre que llevaba), se convirtió en un hombre honorable y admirado en su familia.

  • Aférrate a los brazos de Dios y avanza. Persevera en el camino, siempre acompañado por tu Padre celestial.

  • Lee el Salmo 118. Reflexiona sobre el amor y la misericordia de Dios.

  • ¡No te aísles! Rodéate de tu familia, amigos y hermanos en la fe.

  • Busca a alguien con mayor madurez espiritual para compartir tus preocupaciones y orar juntos.

Oremos Juntos:

Dios eterno, tú permaneces inmutable a través del tiempo. Escuchaste y respondiste a quienes, como Jabés, David o Ana, te buscaron en su dolor y angustia. Hoy también te imploro: ¡bendíceme, Padre! Necesito tu ayuda. Guarda mi vida y protégeme en tus brazos. Hazme prosperar en cuerpo y espíritu, y líbrame del mal. En el nombre de Jesús, amén.

por: Ministerio Vida