SERVIR Y DAR GRACIAS

Este fragmento del canto de David surgió de una generosa ofrenda que el rey realizó junto con todo el pueblo de Israel para la edificación del templo en Jerusalén. Hizo falta mucha colaboración y un gran empeño para llevar adelante la obra de Dios. Ante tanta dedicación, David se llenó de gozo y exaltó a Dios. Cuando nos entregamos al servicio del Señor, ningún sacrificio es inútil.

Colaborar en la obra de Dios es como sembrar una semilla en terreno fértil. Cada vez que tengas la posibilidad de servirle, no lo hagas de forma descuidada. Hazlo con un corazón lleno de gratitud y descubrirás todo lo que Dios obra en tu vida al ponerte a su servicio. Dios bendice y ama a quienes encuentran alegría en dedicarse a Él.

Sirve al Señor con gozo:

Procura unirte a los hermanos de la iglesia a la que asistes. Ofrécete para ayudarles. Al acercarte y fortalecer esos lazos, conocerás mejor a tus hermanos y podrás involucrarte más en la obra de Dios.
Cuando trabajes en la casa de Dios, incluso en las tareas más sencillas, recuerda que cada esfuerzo es una ofrenda de adoración. Al finalizar, eleva en oración tu servicio al Señor.

Oremos Juntos:

Señor Dios, deseo darte gracias y glorificarte por todo lo que has hecho en mi vida. Renueva mi corazón para que encuentre cada vez más dicha en servirte. Quiero servir como Jesús lo hizo. Quiero estar más y más feliz en tu casa. En el nombre de Jesús, amén.

por: Ministerio Vida