La Teoría del Reemplazo: Una Mirada Bíblica a un Debate Crucial

Basado en el artículo de Nathan Díaz en el que se toca el tema de cómo se relacionan Israel y la iglesia en el plan de Dios, surgen preguntas profundas que han dividido a teólogos y creyentes durante siglos. Una de las posturas más conocidas, y a menudo mal entendida, es la teoría del reemplazo (o supersesionismo).

REFLEXIONES

Lcdo. Juan Carlos Moros

7/4/20255 min read

Algunos movimientos cristianos sostienen la idea de que la iglesia ha reemplazado a Israel como el pueblo de Dios, dejando a Israel fuera del plan redentor de Dios. Pero, ¿es esto realmente lo que enseña la Biblia?.

Permíteme llevarte en un viaje a través de las Escrituras para explorar este tema, desmentir mitos y descubrir la belleza del plan unificado de Dios para su pueblo.

¿Qué es la Teoría del Reemplazo?

La Teoría de Reemplazo es también llamada Dispensacionalismo y Supersesionismo afirma que, debido al rechazo de Jesús como el Mesías por parte de muchos judíos en el siglo primero, Dios habría descartado a Israel como su pueblo y lo habría sustituido por la iglesia, compuesta por creyentes de todas las naciones.

Esta perspectiva ha sido adoptada por algunos grupos, como el catolicismo romano tradicional, los Testigos de Jehová y corrientes como el angloisraelismo, que incluso llegan a sugerir que ciertos grupos étnicos (como los anglosajones) son el "nuevo Israel", todos terminan cayendo en antisemitismo. Quieren a un Jesús ‘Americano’ no al Jesús Judío; está en acuerdo con el Espíritu de Anticristo porque rechaza a Israel..

Sin embargo, esta postura no refleja la enseñanza de la mayoría de las denominaciones protestantes surgidas de la Reforma, ni, más importante aún, el testimonio claro de las Escrituras.

Personalmente, me parece fascinante cómo este tema nos invita a sumergirnos en la Biblia para entender el corazón de Dios.

La pregunta no es solo teórica; es profundamente personal. ¿Cómo ve Dios a su pueblo? ¿Qué significa ser parte de su plan eterno? Vamos a desglosar esto desde dos enfoques principales: el dispensacionalismo y la teoría del pacto, para luego contrastarlos con lo que dice la Palabra.

Dispensacionalismo vs. Teoría del Pacto

El debate sobre Israel y la iglesia suele girar en torno a dos sistemas teóricos: el dispensacionalismo y la teoría del pacto. Ambos intentan explicar cómo Dios obra a lo largo de la historia, desde Génesis hasta Apocalipsis.

  • Dispensacionalismo: Este enfoque distingue claramente entre Israel y la iglesia, argumentando que Dios tiene planes separados para cada uno. Según esta perspectiva, las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento (como la tierra prometida) se cumplirán de manera literal en un futuro reino milenial (Apocalipsis 20).

    Los dispensacionalistas critican la teología del reemplazo, afirmando que Israel sigue siendo central en los planes de Dios y no ha sido sustituido.

  • Teoría del Pacto: Este sistema ve una continuidad en el plan de Dios a través de los pactos que Él establece con su pueblo. Identifica tres pactos principales: el pacto de redención (el plan eterno de Dios), el pacto de las obras (hecho con Adán) y el pacto de la gracia (cumplido en Cristo).

    En este marco, la iglesia no "reemplaza" a Israel, sino que se convierte en la expresión plena del pueblo de Dios, compuesto por judíos y gentiles que creen en Cristo.

    El apóstol Pablo lo explica maravillosamente en Efesios 2:11-22, donde dice que la pared de separación entre judíos y gentiles ha sido derribada en Cristo, formando un solo pueblo.

Aquí es donde el tema se pone interesante. Muchos dispensacionalistas acusan a la teoría del pacto de promover el reemplazo, pero esto es un malentendido.

La teoría del pacto no dice que Dios ha desechado a Israel, sino que el plan de redención siempre apuntó a un pueblo unificado en Cristo, sin distinción de raza o etnia (Gálatas 3:28).

¡Qué hermosa verdad! Dios no está limitado por fronteras nacionales; su amor abarca a todos los que confían en Él.

¿Qué Dice la Biblia?

Si queremos claridad, debemos ir a la fuente: las Escrituras. La Biblia nos muestra que Dios nunca ha abandonado sus promesas. Romanos 11:1-2 es contundente: "¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! [...] Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció desde el principio".

Pablo, un judío apasionado por su pueblo, deja claro que Dios sigue siendo fiel a Israel, pero también amplía la perspectiva: las promesas a Israel encuentran su cumplimiento en Cristo, quien es la simiente prometida (Gálatas 3:16).

La iglesia, entonces, no es un "reemplazo" de Israel, sino la continuación del pueblo de Dios bajo el pacto renovado. Hebreos 8-10 describe cómo Cristo establece un pacto renovado que cumple y supera los anteriores.

La iglesia, formada por judíos y gentiles, es el "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa" (1 Pedro 2:9). Esto no anula a Israel; más bien, lo incluye en un plan más grande, donde todos los creyentes, sin importar su origen, son herederos de las promesas de Dios (Efesios 3:6).

Quizás te preguntes: "¿Por qué importa tanto este debate?"

La respuesta es sencilla: porque afecta cómo entendemos el carácter de Dios y su plan para nosotros. La teoría del reemplazo, al sugerir que Dios ha desechado a Israel, puede distorsionar la imagen de un Dios fiel que cumple sus promesas.

Por otro lado, una visión bíblica nos muestra un Dios que teje una historia redentora donde nadie queda excluido. Judíos y gentiles, tú y yo, somos invitados a ser parte de su familia a través de la fe en Cristo.

Además, este tema nos desafía a reflexionar sobre nuestra identidad como iglesia. Somos el templo de Dios (1 Corintios 6:19), la novia de Cristo (Apocalipsis 21:2), la nueva humanidad creada para vivir en unidad y adoración eterna.

No hay competencia entre Israel y la iglesia; hay un solo pueblo redimido por la gracia. Un Llamado a la unidad como creyentes, debemos rechazar cualquier idea que divida lo que Dios ha unido. La teoría del reemplazo, al igual que cualquier enfoque que exalte a un grupo por encima de otro, no refleja el corazón del evangelio.

Jesús vino a derribar barreras, no a crearlas, en un mundo dividido por razas, culturas y nacionalidades, la iglesia debe ser un testimonio vivo de la unidad que solo Cristo puede dar.

Así que, te invito a sumergirte en las Escrituras y maravillarte con el plan de Dios. Lee Romanos 9-11, Efesios 2 y Hebreos 8-10. Deja que la Palabra moldee tu entendimiento y te llene de gratitud por ser parte de este pueblo redimido, donde no hay judío ni gentil, sino una familia eterna unida por la cruz.

por: Lcdo. Juan Carlos Moros