La Promesa Eterna: Una Iglesia Victoriosa

El libro de Apocalipsis culmina con una visión que llena de esperanza: la nueva Jerusalén, donde la iglesia vivirá eternamente con Cristo.

REFLEXIONES

Lcdo. Juan Carlos Moros

6/11/20252 min read

Este lugar, descrito en Apocalipsis 21 y 22, es el hogar que Jesús promete a su pueblo, un reino sin dolor ni lágrimas. Desde la iglesia primitiva hasta los últimos tiempos, el amor de Cristo nos guía hacia esta victoria. ¿Cómo podemos vivir hoy con la certeza de esta promesa, llevando su luz al mundo?

En Apocalipsis 21:2, Juan ve “la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una esposa ataviada para su marido”. Esta ciudad es el destino final de la iglesia: un lugar donde “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” Apocalipsis 21:4. No habrá más muerte, tristeza ni dolor.

La iglesia primitiva vivía con esta esperanza. En medio de persecuciones, los primeros cristianos se aferraban a la promesa del regreso de Cristo, lo que les daba fuerza para resistir.

Por ejemplo, en Hechos 7, Esteban, el primer mártir, miró al cielo antes de morir y vio a Jesús a la diestra de Dios. Su fe en la victoria eterna lo sostuvo hasta el final. De la misma manera, Apocalipsis 20:4 promete que los fieles reinarán con Cristo. Esta esperanza no es solo para el futuro; transforma nuestra vida hoy. En un mundo lleno de injusticia y sufrimiento, la iglesia está llamada a ser un reflejo de la nueva Jerusalén, llevando amor y esperanza a los demás.

¿Cómo hacemos esto?

  • Primero, viviendo como ciudadanos del reino de Dios. Esto significa amar a nuestro prójimo, perdonar y compartir el evangelio. Por ejemplo, visitar a un enfermo o ayudar a una familia necesitada son formas de mostrar el amor de Cristo.

  • Segundo, manteniendo nuestra fe firme. Apocalipsis 22:12 nos recuerda: “He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo”. Esta promesa nos motiva a perseverar, sabiendo que Jesús está con nosotros.

El amor de Cristo es el hilo que une a la iglesia primitiva con la iglesia de los últimos tiempos. Él nunca nos abandona, y su promesa es clara: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” Apocalipsis 21:7. Vivamos con esa certeza, siendo luz en un mundo que necesita esperanza.

La nueva Jerusalén es la promesa de Cristo para su iglesia: un futuro de amor y paz eterna. Como los primeros cristianos, vive con los ojos puestos en esa esperanza. Deja que el amor de Jesús te inspire a ser fiel, a amar a los demás y a compartir su evangelio.

La victoria ya está asegurada en Cristo, nuestro Salvador. ¡Prepárate para reinar con Él en su reino eterno!

Cita bíblica: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” Apocalipsis 21:7.

por: Lcdo. Juan Carlos Moros