La Paz y el Reposo en la Redención - Capítulo I

Misterio

Hay palabras que aparecen en las Escrituras que están como fosforescentes, como llamando la atención y que deben ser abordadas, la palabra MISTERIO es una de ellas; en las Escrituras no se trata de algo místico o algo oculto, se trata de la voluntad de Dios. Necesitamos entender la voluntad de Dios, si no entendemos la voluntad de Dios, andamos sin brújula, llevados de todo viento de doctrina, inclusive; esto es algo misterioso porque ¿cómo sabemos cuál es la voluntad de Dios?

El Apóstol Pablo es quien más habla de los misterios en el nuevo pacto porque el evangelio es un misterio, Jesucristo es un misterio, el arrebatamiento es un misterio; el misterio de la iniquidad, el misterio de la revelación de los últimos acontecimientos, el misterio de la restauración del pueblo de Israel; son misterios, no sabemos qué piensa Dios al respecto. A Él le plació comenzarnos a revelar, para que la iglesia lo entendiera. Esa es la razón por la que ahora el Espíritu Santo de Dios está en nosotros, esto fue planificado por Dios. Él estando en nosotros, así nosotros podemos entender lo que los antiguos no entendieron.

Los profetas hablaban, se escribía, quedaba en la memoria de muchos, en otros se borraba; todo lo que está escrito proféticamente desde el génesis, fue agarrando cuerpo hasta que un día se hizo realidad, apareció el señor Jesucristo y vino en medio de una promesa; que se hizo primero al pueblo de Israel, a través de un nuevo pacto.

El mejor pacto que iba a hacer Dios con el ser humano, porque dentro de lo magnífico de ese nuevo pacto, es que Dios mismo se iba a mudar dentro del hombre. Antes el Espíritu Santo venía sobre los hombres; pero en el nuevo pacto, -después de la cruz, después de la resurrección, después de la ascensión- La promesa cierta que Dios iba a morar en los hombres, nos iba a sellar con el Espíritu Santo, somos de Él; ¡el Espíritu Santo de Dios no se sale!

Desde que somos sellados, somos de Él; si permanecemos con Él, atentos a todo su plan, disfrutamos eso; es más, hay galardón por eso, pero si decidimos obviarlo, aunque le hayamos recibido, ya Dios está en nosotros, somos salvos; pero como por fuego, no hay galardones. Pero nosotros no somos así, ¿cuánto quieren galardones?

Pablo comenzó a entender muchas de esas verdades del nuevo pacto que se constituirían en doctrinas para la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Jesucristo, ese era el plan de Dios, la iglesia es otro misterio. Ni los israelitas sabían que iba a haber iglesia, ellos creían que todo era para ellos, no entendían que iba a haber apertura para los gentiles. No entendían que los gentiles al creer iban a ser parte de ese plan de Dios, llamado iglesia.

Cuando empezó la iglesia en el día de pentecostés y Dios comenzó a revelar a través del Espíritu Santo que estaba morando en los hombres. Pablo fue una de las personas que Dios más usó para introducir una cantidad de conceptos que nosotros debíamos conocer. Conceptos que vienen desde la antigüedad presentándose en forma de sombras, de símbolos de verdades y de principios encapsulados con nombres que luego se iban a desarrollar pero que la iglesia era quien iba a comenzar a vivirlos porque la iglesia se iba a constituir en el Cuerpo de Jesucristo. Somos la expresión corpórea de Jesucristo aquí en la Tierra. Nosotros somos sus representantes, somos sus ojos sus manos, sus pies, su boca. Somos el Cuerpo de Cristo del cual, Él es la cabeza; pero el Señor activo en la iglesia se llama: Espíritu Santo. Siempre dicen: nosotros tenemos a Cristo, bueno, nosotros tenemos a Cristo en cierta manera porque Dios es trino; pero verdaderamente quien mora en nosotros es el Espíritu Santo que está formando a Cristo en nuestra vida.

Pablo dice a los gálatas que él oraba para que el carácter de Cristo fuera formado en ellos. El carácter de Cristo tiene que ser formado en nosotros, pero ese carácter solamente se va a formar, sí y sólo sí, nosotros decidimos transitar -después de haber recibido a Cristo- (quien es la puerta de entrada en el reino) tomados de la mano con Él, nosotros vamos a activarnos en el plan de la santificación.

La santificación es un proceso ineludible para todo creyente, no se puede tener a Dios por información. En el reino, Dios quiere que caminemos con Él y aprendamos con Él. Ese aprendizaje con el Espíritu Santo nos va a enseñar mucho de esos misterios.

Ustedes saben que la iglesia es un ministerio, ministerio es un servicio. La palabra que traduce ministro es servidor. Por tanto, la iglesia, Dios la pensó; la creó para que nosotros seamos servidores, 1ª Co 4:1 “nosotros somos servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.” Nosotros somos las personas responsables de entender eso que se llama misterios; es decir, entender la voluntad de Dios.

No podemos decir que vivimos una vida en Cristo sin entender la voluntad de Dios porque tenemos Espíritu Santo y somos su voz, somos sus representantes. Somos los que tienen que decirle al mundo quien es Dios; así como Dios escogió una nación para que diera a conocer en el mundo antiguo quien era Jehová. Hoy, Dios creó la iglesia para dar a conocer quién es Jehová y qué ha hecho. Especialmente lo que ha hecho a través de su Hijo Jesucristo.

por: Pastor Jesús Narváez