La Entrada Triunfal de Jesús "Un Rey Diferente"

Imaginemos por un momento una ciudad vibrante, llena de murmullos, expectativa y movimiento. Jerusalén, en los días previos a la Pascua, era como un hervidero: peregrinos de todas partes, comerciantes, líderes religiosos, y un aire cargado de esperanza.

REFLEXIONES

Hno. Juan Carlos Moros

4/15/20253 min read

Imaginen por un momento una ciudad vibrante, llena de murmullos, expectativa y movimiento. Jerusalén, en los días previos a la Pascua, era como un hervidero: peregrinos de todas partes, comerciantes, líderes religiosos, y un aire cargado de esperanza. De repente, un sonido interrumpe el bullicio: cánticos, gritos de alegría, ramas agitándose en el aire.

Una procesión avanza, y en el centro, un hombre humilde, montado en un burro, es aclamado como rey. No lleva corona, ni espada, ni un ejército imponente. Sin embargo, todos los ojos están puestos en Él. Este es Jesús, entrando a Jerusalén, en un momento que cambiaría la historia para siempre.

¿Qué significaba esta entrada? ¿Por qué un rey elegiría un burro en lugar de un caballo de guerra? Hoy vamos a explorar este evento que nos revela quién es Jesús y qué significa seguirlo.

Contexto histórico y cultural:

Para entender este momento, retrocedamos un poco. Los evangelios de Mateo 21, Marcos 11, Lucas 19 y Juan 2 allí narran la Entrada Triunfal, cada uno con detalles únicos que enriquecen la historia.

Jerusalén estaba bajo el dominio romano, y el pueblo judío anhelaba un libertador, un Mesías que los rescatara de la opresión. Muchos esperaban un rey guerrero, alguien como David, que derrocaría a Roma con poder y gloria. Pero Jesús llega de una manera completamente distinta. En lugar de un caballo, símbolo de conquista, elige un pollino, un animal de paz, cumpliendo la profecía de Zacarías 9:9: “He aquí, tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asna”. La multitud lo recibe con ramas de palma, un símbolo de victoria, y grita: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”. Pero, ¿realmente entendían quién era este Rey?


La paradoja del Reino de Jesús
Lo fascinante de esta escena es la tensión que encierra. Por un lado, la multitud lo aclama como Rey, pero días después, muchos de esos mismos gritarían “¡Crucifícalo!”. ¿No nos pasa a veces lo mismo? Queremos un Jesús que cumpla nuestras expectativas: que resuelva nuestros problemas, que nos dé éxito, que se ajuste a nuestra agenda.

Pero Jesús no viene a cumplir nuestras ideas preconcebidas; viene a mostrarnos un Reino diferente, un Reino de humildad, servicio y sacrificio. En Lucas 19:41, leemos algo conmovedor: mientras la multitud celebra, Jesús llora por Jerusalén, porque no reconocieron el tiempo de su visitación. Él sabía que su entrada no era solo un momento de gloria, sino el comienzo de un camino hacia la cruz.

Aplicación inicial:

Hoy, la Entrada Triunfal nos confronta con una pregunta: ¿Qué clase de Rey queremos que Jesús sea en nuestras vidas? - ¿Un Rey que nos dé poder y comodidad, o un Rey que nos invite a tomar nuestra cruz y seguirlo?

La manera en que Jesús entró a Jerusalén nos enseña que su liderazgo no se trata de dominio, sino de amor; no de imponerse, sino de entregarse. Y nos llama a responder, no solo con palabras o alabanzas, sino con un corazón dispuesto a rendirse a Él.

Este evento no es solo una historia del pasado; es una invitación a abrirle las puertas de nuestro corazón a Jesús, reconociéndolo como el Rey que transforma todo.

Transición al mensaje principal
A medida que profundicemos en Mateo 21, Marcos 11, Lucas 19 y Juan 2, veremos cómo este momento no solo revela la identidad de Jesús, sino también el propósito de su venida. La Entrada Triunfal es más que un desfile; es una declaración del Reino de Dios en acción. Así que, preparémonos para descubrir juntos qué significa vivir bajo el reinado de este Rey humilde, y cómo su entrada triunfal sigue resonando en nuestras vidas hoy. Oremos para que el Espíritu Santo nos guíe en esta reflexión.

por: Ministerio Vida