Joven testifica que Dios la sanó de una enfermedad degenerativa incurable, “Lo busqué y mi dolor desapareció”

Anne compartió que su relación con Dios se profundizó en los momentos más difíciles. “Mi enfermedad me acercó a Dios más que nunca. No tenía a nadie más, y realmente lo busqué con todo lo que tenía en mí”, relató. Descubrió en la fe que Jesús no quería que estuviera enferma y halló consuelo adorando sola en su habitación.

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Ministerio Vida

6/20/20252 min read

Anne de Brouwer, una joven de Holanda, vivió gran parte de su adolescencia aislada y limitada por la Síndrome de Fatiga Crónica y, desde 2017, por un diagnóstico de esclerosis múltiple. Los médicos le dijeron que no había tratamiento ni cura, y hubo días en los que no tenía fuerzas ni para levantar los cubiertos. Sin embargo, en medio de la desesperanza, su enfermedad la llevó a buscar a Dios con todo su corazón.

En esa etapa, Anne tuvo un sueño profético: se veía en un desierto y, de repente, encontraba un oasis donde era bautizada y salía completamente renovada. “Esa imagen no salió de mi mente. Luego entendí que era profética”, contó. Poco después, aceptó a Cristo como Salvador y decidió bautizarse.

El día de su bautismo, Anne llegó físicamente exhausta. Sin embargo, tras ser sumergida en el agua y ungida para recibir sanidad, experimentó un milagro. “Mi dolor de cabeza desapareció. Durante el culto del bautismo, sentía como si alguien estuviera derramando una botella de energía en mí. Mi energía seguía creciendo y creciendo”, testificó.

En los días siguientes, Anne pudo hacer cosas que antes le eran imposibles, como correr por el parque con sus perros, sin dolor ni recaídas. “Si no tengo ninguna queja, no estoy enferma”, afirmó a sus padres. Además de la sanidad física, Anne experimentó una restauración emocional, entendiendo que Dios también sana la mente y el corazón.

La joven pudo viajar a América para asistir a una escuela bíblica, algo impensable antes de su sanidad. Reconoce que, si solo hubiese sido curada físicamente pero no mentalmente, no habría podido vivir plenamente. “Dios también restaura tu pensamiento”, reflexionó.

Anne anima a quienes enfrentan enfermedades o dificultades a mantener la fe y la esperanza en Jesús. “Él puede hacer lo imposible, y nunca sabes cuándo puede suceder”, concluyó, invitando a otros a confiar en el poder de Dios para transformar cualquier situación.

El testimonio de Anne es un recordatorio de que, incluso en medio de la enfermedad y la debilidad, la esperanza en Cristo puede cambiar destinos y traer sanidad donde la medicina no tiene respuestas. Jesús sigue haciendo lo imposible para quienes confían en Él.

por: Ministerio Vida