Intercede por tu Hermano

La intercesión es un recurso poderoso. Interceder es conversar con Dios de manera auténtica y natural. A menudo, nuestras plegarias reflejan nuestras preocupaciones, anhelos y solicitudes a Dios.

De la misma forma en que la oración nos sostiene, podemos apoyar a otros a través de ella. Interceder por los demás es una muestra de cariño. Al rogar por nuestros hermanos, apartamos nuestros propios intereses y ponemos el corazón en las necesidades de quienes nos rodean. Eso es amor, y esa actitud complace a Dios.

Cuando dejamos de lado nuestro propio querer para cumplir la voluntad del Padre, recibimos bendiciones. Jesús es el mayor modelo: él intercedió por nosotros y se sacrificó en nuestro lugar. Jesús no se enfocó en sí mismo, sino en nosotros. Hoy disfrutamos de la salvación porque un gran Amigo dio su vida por nosotros.

"No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos".

Juan 15:13

Amar al prójimo es el secreto principal para una vida plena. Cuando nos cuidamos mutuamente con amor, todos quedamos envueltos en el amor de Dios. "Yo intercedo por ti y tú intercedes por mí" es una práctica de afecto que deberíamos vivir a diario.

Amando mediante la intercesión

• Escribe una breve lista con 3 nombres; esto te ayudará a dirigir tus plegarias diarias.

• Mantente atento por si un amigo o hermano necesita que alguien ruegue por él. Procura estar siempre listo para interceder.

• Hazle saber a esa persona que has orado por ella. Este gesto de amor inesperado puede acercarla a Cristo.

Oremos Juntos:

Señor, hoy no quiero rogar por mí, sino por mi hermano (menciona el nombre de tu amigo). Derrama tu gracia, bendice a mi hermano. Que las bendiciones en su vida sean razón de gozo y adoración hacia ti. En el nombre de Jesús, mi amigo más fiel. Amén.

por: Ministerio Vida