Bebé nacido con enfermedad incurable y pronóstico de vida desalentador desafió a la ciencia con la fe y sanidad absoluta

El día que nació Colt, sus padres, Troy y Gloria Akins, deberían haber estado llenos de alegría y celebración. Sin embargo, el médico les informó que Colt tenía insuficiencia renal, una enfermedad incurable con una expectativa de vida promedio de 5 a 10 años, incluso con diálisis.

El bebé necesitaba un trasplante de riñón.

“El miedo comenzaba a apoderarse de nosotros… Los médicos nos explicaron exactamente lo que estaba pasando y dijeron que tendría que ser operado al día siguiente para que lo prepararan”, recordó Gloria. El recién nacido tenía 12 tubos adheridos a su cuerpo, incluido un tubo intravenoso en la cabeza.

Para la familia Akins, la diálisis del pequeño era simplemente una pesadilla.

“Recuerdo una noche, Lauren, mi hermana y yo, nos quedamos despiertas toda la noche. Y él vomitaba constantemente, y lo único que podía oír era a mi madre llorando y gritando… Colt gritaba de dolor”, compartió la hermana de Colt.

Además, el padre de Colt le preguntó al nefrólogo si había siquiera un 1% de posibilidades de que sus riñones se recuperaran. Sin embargo, el médico le dijo que eso no podía suceder. La condición de Colt estaba afectando a su familia, y necesitaban desesperadamente un milagro.

Su oración fue respondida cuando un amigo de la iglesia les habló del testimonio de sanación de una familia que había pasado por una situación similar.

Entonces, comenzaron a ver el ministerio de Andrew Wommack y el proceso de sanación de Hanna Terradez. Gloria se sintió muy animada y empezaron a ver a Andrew tan a menudo como pudieron.

Los padres de Colt recordaron que Dios quería que estuviéramos bien y creyeron que Jesús ya lo había sanado. Comenzaron a estudiar la Biblia, y la Palabra de Dios cobró vida para ellos.

“Había versículos que no podía dejar de leer. Cosas como, ya sabes, si le hablas a la montaña, se moverá. Y si pones las manos sobre los enfermos, sanarán”, contó Gloria.

El padre de Colt también aprendió a poner las manos sobre su hijo y declarar su sanidad con poder. Después de tres años de escuchar las enseñanzas de Andrew Wommack, la familia Akins llegó a un punto de inflexión: la condición de Colt comenzó a mejorar.

Incluso le pidieron al médico que suspendiera gradualmente la diálisis de Colt hasta que finalmente ya no la necesitara, pues por la fe, Colton ya estaba completamente sano y así fue.

por: Ministerio Vida