Aprovecha sabiamente tu tiempo

Por eso, debemos examinar nuestra vida, reflexionar y evaluar nuestros pasos cada día. Para lograrlo, necesitamos vivir con cuidado y atención en nuestra manera de actuar.

DEVOCIONALES

Lcdo. Juan Carlos Moros

6/23/20252 min read

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos".
Efesios 5:15-16

¿Cómo usamos el tiempo que Dios nos ha dado? Él, como Señor del tiempo, nos enseñó a través de Cristo cómo redimir, es decir, rescatar nuestro tiempo para lo que verdaderamente importa.

Jesús vivió con sabiduría y propósito, organizando su tiempo para priorizar la oración, su misión y las relaciones, siempre cumpliendo la voluntad del Padre celestial.

Aquí está la clave: ¡imitar a Jesús! Vivir con intención, con un sentido de urgencia para proclamar, amar y servir, pero sin apresurarnos, sin descuidar a Dios, a las personas ni nuestras responsabilidades.

Eclesiastés 3 nos recuerda que hay un tiempo para cada cosa. Sin embargo, a menudo caemos en extremos: o vivimos en la frenética actividad del día a día, o nos dejamos llevar por la pereza y la procrastinación.

Es un error oscilar entre estos polos cuando Dios nos invita a encontrar el equilibrio entre el trabajo diligente y el descanso reparador.

Rescata tu tiempo

Reconoce que Dios es el soberano del tiempo. Él sostiene el presente y el futuro en sus manos.

Reflexiona sobre cómo empleas tu tiempo: identifica dónde y cómo lo inviertes (o lo desaprovechas).

Pídele perdón a Dios si has malgastado tu tiempo viviendo en desequilibrio. Toma decisiones prácticas: cultiva la disciplina, reduce el tiempo en pantallas, dedica más momentos a la oración, la lectura y la meditación en su Palabra.

Estudia la Biblia, anota tus reflexiones y ora pidiéndole a Dios dirección para gestionar mejor tu tiempo.

Organiza tu vida priorizando lo esencial: la relación con Dios, su voluntad, las personas, el trabajo, el descanso, el ocio y los hábitos saludables.

Oremos juntos:

Padre celestial, gracias por el regalo de la vida, la salvación y por sostenerme hasta hoy. A partir de ahora, ayúdame a usar sabiamente el tiempo que me das.

Que al comenzar el día, mi corazón busque tu voz, y al terminarlo, sienta gratitud y plenitud por lo que he hecho. Enséñame a seguir el ejemplo de Cristo, tomando decisiones sabias en mi día a día.

¡Dame equilibrio y discernimiento, Señor! Quiero vivir para glorificar tu nombre, dando lo mejor de mí cada día y aprovechando cada oportunidad que me das.

En el nombre de Jesús, oro y te agradezco. ¡Amén!

Por: Lcdo. Juan Carlos Moros