Muchos cristianos han sido arrestados, torturados e incluso ejecutados por su fe. Miles han huido buscando refugio en países vecinos, mientras que quienes se quedan deben ocultar su fe para sobrevivir.
En medio de esta opresión, una iglesia del país ha optado por reunirse en las montañas, lejos de la vigilancia del Talibán. Los creyentes viajan durante horas, arriesgando sus vidas para adorar a Jesús en secreto y mantener la unidad de la comunidad cristiana.
“Ellos viajan por horas para adorar a Jesucristo. No miden esfuerzos. Arriesgan la propia vida pero pagan el precio para vivir en unidad”, relató la misión One Passion Mission sobre la realidad de estos cultos clandestinos.
El pueblo afgano enfrenta además hambre, pobreza y el aumento de la violencia por parte de grupos terroristas. Los cristianos tienen prohibido predicar el Evangelio y distribuir Biblias, y Afganistán ocupa el décimo lugar en la Lista Mundial de Persecución 2025 de Portas Abertas.
Las mujeres cristianas convertidas sufren presiones adicionales, enfrentando abusos, prisión domiciliaria y matrimonios forzados si su fe es descubierta. Los líderes cristianos, en su mayoría hombres, son los principales objetivos del Talibán y muchos han desaparecido o han sido asesinados.
A pesar de la amenaza constante, la Iglesia de Jesús sigue avanzando en Afganistán. Los creyentes se mantienen firmes y buscan formas creativas y seguras de seguir en comunión y fortalecer su fe.
La perseverancia de estos cristianos es un testimonio vivo del poder del Evangelio. La Biblia enseña que, aunque la persecución sea intensa, nada puede separar a los creyentes del amor de Cristo. Su valentía y fidelidad nos inspiran a valorar la libertad de fe y a vivir con mayor compromiso y unidad en Cristo.
La fe cristiana, incluso bajo extrema opresión, sigue siendo luz en medio de la oscuridad. El testimonio de los cristianos afganos nos desafía a no avergonzarnos del Evangelio y a confiar en que Dios sostiene a su pueblo en todo tiempo.
